20 de octubre de 2007

Dios salve a Jonny

Esta noche se juega el último partido del campeonato del mundo de rugby. El partido que sueñan con jugar todos los niños, en todos los deportes, en cualquier rincón del mundo. Jugar el último partido de un gran campeonato y, en este caso, se trata de rugby. El último partido del tercer evento deportivo más seguido en el mundo (por detrás de los JJOO y el Mundial de fútbol) Los flashes, las cámaras, los ojos de medio mundo puestos en tu cabeza. El honor y la gloria a un sólo paso.

Y juegan los springbooks contra los pross, o dicho de otro modo, Sudáfrica contra Inglaterra, o dicho de un modo mejor, Sudáfrica contra Jonny, contra Wilko, contra Wilkinson. El jugador más determinante del mundo, el que más influye en un marcador, en un partido, en una jugada y, sobre todo, el que más influye en la moral de sus tropas y las del enemigo. El hombre que hace que un equipo mediocre como el inglés, cuyos jugadores pasarían perfectamente por mineros de Birmingham o pescadores del puerto de Liverpool, llegue a una final cargándose a dos de los grandes favoritos, Australia y Francia. Jonny, el placador, Wilko, el estratega, y Wilkinson, el pateador. El hombre contra el ejército.

Los pesados, lentos y plomizos riñones de Inglaterra tendrán que hacer frente a los tanques armados, acorazados y disciplinados de los sudafricanos. Las alas, la artillería ligera, la velocidad de los antílopes africanos deben hacer valer su mayor calidad contra los tipos duros, veteranos y curtidos en mil batallas ingleses.

La mezcla de razas africana contra el imperialismo británico. El apartheid, las ex-colonias, la esclavitud, los espolios...Son muchas las afrentas en juego y, en principio, Sudáfrica es favorita, pero con Inglaterra juega Wilkinson. Y todos sabemos de que lado está Dios...


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